El cajón de Stephen King o por qué necesitas un corrector profesional

El cajón de Stephen King o que es un editor profesional

¿A qué se dedica un editor de textos profesional?¿Qué es exactamente lo que corrige y lo que edita? Un editor profesional es como el cajón de Stephen King, y además hace el trabajo sucio por ti. Si quieres saber más, sigue leyendo.

Dice Stephen King en su libro Mientras escribo (On writing), que todos sus novelas tenían que pasar la prueba del cajón. La prueba del cajón consiste en que Stephen King afirma que escribir un manuscrito de una novela debería llevarte más o menos una estación, contemos cuatro meses, y que una vez finalizado, debes dejar el manuscrito en un cajón y no tocarlo durante al menos seis meses.

Con esto se consigue alejarse del texto, como dice el propio King, separarse emocionalmente del manuscrito y ser capaz de leerlo con ojos y mente neutros. Sólo así uno puede identificar los errores que tiene y corregirlos. Porque hay que asumir que no es posible escribir nada perfecto a la primera. Los más grandes escritores antiguos y contemporáneos son famosos por pasarse años corrigiendo el mismo texto o repasando millones de veces un manuscrito hasta que éste alcanza la perfección. Pero toda persona que crea algo de la nada considera ese algo su obra, su hijo. Y es eso lo que nos impide ver sus defectos y su ineficacia. Sólo separandonos en el tiempo y en el espacio podremos ser objetivos en la edición del manuscrito y crear un producto final que realmente cumpla su función y nuestras expectativas.

Pero, ¿qué ocurre si en vez de una novela estamos escribiendo un post para nuestro blog o la página de presentación de nuestra web? En esos casos no podemos permitirnos esperar seis meses antes de publicar nuestro escrito. No podemos “alejarnos” del texto como recomienda Stephen King. En esos casos necesitamos un editor profesional.


¿Y qué hace un editor profesional? Pues hace el papel del cajón de Stephen King, pero mejor.


¿Y qué hace un editor profesional? Pues hace el papel del cajón de Stephen King, pero además realizando la posterior corrección y edición que de lo contrario tendrías que hacer tú. Para ampliar un poco esta definición tan científica de la profesión del editor debemos tener en cuenta que hay varias “ramas” dentro de este oficio. Las más importantes son la corrección ortotipográfica y la corrección de estilo.

La corrección ortotipográfica se define muy bien a sí misma. Se trata de la tarea de leer un texto y mejorarlo desde el punto de vista ortográfico. El corrector debe leer el texto con mucho detenimiento para encontrar erratas causadas por la velocidad de escritura o por falta de atención, así como faltas de ortografía relacionadas con acentos, mayúsculas o signos de puntuación.

Un editor profesional también se encarga de la correcta presentación del texto; es decir, se ocupa de colocar cursivas, negritas, subrayados, comillas, versalitas y mayúsculas en los lugares correctos. Parecen tareas innecesarias, ya que todo escritor o redactor debería ser capaz de escribir un texto sin faltas, pero no es así, y es por eso que la figura del corrector se hace tan necesaria.

Por otra parte, también existe la corrección de estilo. Ésta puede acompañar a la corrección ortotipográfica, o puede contratarse por separado en caso de que la anterior no sea necesaria. El trabajo del corrector de estilo incluye tareas como determinar en cada caso el vocabulario más adecuado; eliminar frases innecesarias o molestas, como muletillas o incongruencias; corregir, si existen, errores en la concordancia entre sujetos y verbos y entre sustantivos y adjetivos; o añadir conectores del discurso. El corrector de estilo también es la persona encargada de adaptar un texto a un determinado manual de estilo, si se requiere, o de hacer que un texto suene acorde al uso de la lengua que se hace en un determinado país, región, rango de edad o clase social.

Como ves el trabajo de un editor profesional es más importante de lo que parece. Gracias a su labor conseguimos mantener la lengua viva y en evolución constante, pero coherente. Gracias a ellos obtenemos textos comprensivos, libros sin erratas y artículos libres de erratas y faltas de ortografía. Piénsalo la próxima vez que escribas algo y quieras compartirlo con el mundo.

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